Los estudios han demostrado que los niños seguros experimentan beneficios que van desde menos ansiedad y un mejor rendimiento en la escuela hasta una mayor capacidad de recuperación y relaciones más saludables.
He visto a muchos padres involucrarse en estrategias que creen que construirán la confianza de sus hijos, pero algunas de esas estrategias pueden ser contraproducentes, creando un círculo vicioso donde los niños luchan por sentirse bien acerca de quienes son. Como resultado, los padres pueden encontrarse trabajando horas extras tratando de aumentar la autoestima de sus hijos.
Estos son los siete errores más importantes de crianza que aplastan la confianza de los niños:
1. Dejarlos escapar de la responsabilidad
Bien se puede pensar que las tareas le pesarán a sus hijos y aumentarán su nivel de estrés, pues no, las tareas ayudan a los niños a convertirse en ciudadanos e hijos más responsables.
Hacer las tareas asignadas apropiadas para su edad les ayuda a tener una sensación de dominio y logro. Entonces, ya sea que le diga a su hijo que ayude con la lavandería o que saque la basura, las responsabilidades son oportunidades para que los niños se vean a sí mismos como capaces y competentes.
2. Prevenir que cometan errores.
Es difícil ver a su hijo fallar, ser rechazado o equivocarse en algo. Cuando esto sucede, muchos padres se apresuran a salvar a los niños antes de que se caigan. Pero evitar que cometan errores les priva de la oportunidad de aprender a recuperarse.
Ya sea que su hijo se olvide de sus zapatos antes de un gran partido de fútbol o se equivoque con algunas preguntas en su examen de matemáticas, los errores pueden ser el mejor maestro de la vida. Cada uno es una oportunidad para que desarrollen la fortaleza mental que necesitan para mejorar la próxima vez.
3. Protegiéndolos de sus emociones.
Es tentador animar a sus hijos cuando están tristes o calmarlos cuando están enojados. Pero cómo reaccionamos a las emociones de nuestros hijos tiene un gran impacto en el desarrollo de su inteligencia emocional y autoestima.
Ayude a sus hijos a identificar qué desencadena sus emociones y enséñeles a autorregularse. Bríndeles un marco que ayude a explicar cómo se sienten para que les resulte más fácil lidiar con esas emociones de una manera socialmente apropiada en el futuro.
4. Condonar la mentalidad de víctima.
Decirle cosas como “no podemos pagar zapatos nuevos como los otros niños porque venimos de un entorno pobre” refuerza a su hijo que la mayoría de las circunstancias de la vida están fuera de su control.
“Los niños que reconocen sus elecciones en la vida se sienten más seguros de su capacidad de crear un futuro mejor para ellos”. En lugar de permitir a sus hijos organizar fiestas de lástima o exagerar sus desgracias, aliéntelos a tomar medidas positivas (por ejemplo, organizando un puesto de limonada para que puedan ahorrar para comprar cosas que quieren o necesitan). Los niños que reconocen sus elecciones en la vida se sienten más seguros de su capacidad de crear un futuro mejor para ellos.
5. Ser sobreprotector.
Claro, mantener a su hijo dentro de una burbuja protectora le ahorra mucha ansiedad. Pero mantenerlos aislados de los desafíos frena su desarrollo.
Mírate a ti mismo como un ejemplo, no como un protector. Permita que sus hijos experimenten la vida, incluso cuando da miedo dejarlos ir. Les dará la oportunidad de ganar confianza en su capacidad para lidiar con lo que la vida les presente.
6. Esperando la perfección.
Las altas expectativas son saludables, pero esperar demasiado tiene sus consecuencias. Cuando los niños ven las expectativas como demasiado altas, es posible que ni siquiera se molesten en intentarlo o que sientan que nunca estarán a la altura.
En cambio, dé expectativas claras para el largo plazo y establezca metas en el camino. Por ejemplo, ir a la universidad es una expectativa a largo plazo, así que ayúdelos a crear objetivos a corto plazo (por ejemplo, sacar buenas notas, hacer su tarea, leer).
7. Castigar, en lugar de disciplinar.
Los niños necesitan aprender que algunas acciones conducen a graves consecuencias. Pero hay una gran diferencia entre disciplina y castigo. Los niños que son disciplinados piensan: “Hice una mala elección”. Los niños que son castigados piensan: “Soy una mala persona”.
En otras palabras, la disciplina le da a su hijo la confianza de que puede tomar decisiones más inteligentes y saludables en el futuro, mientras que el castigo les hace pensar que son incapaces de mejorar.
Adaptación por:
Sergio Rosario Diaz
@SoySuperPapa
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